1. Los precios de las viviendas de la Nueva Mina se disparan | 2. La desembocadura del Besòs se convertirá en reserva ornitológica | 3. Rosa Domenech cuenta en un libro su experiencia de trabajo en el Campo de la Bota
1. Los precios de las viviendas de la Nueva Mina se disparan.
Los nuevos pisos de la Nueva Mina no serán baratos. Cuestan casi tanto como los de Diagonal Mar.
La inmobiliaria Urbis que construye los nuevos pisos entre Llull y Taulat dice que se están vendiendo muy bien esos pisos y les quedan pocos por vender.
Los pisos de dos habitaciones cuestan entre 386.100 y 413.000 € (eso es entre 65 y 69 millones de las antiguas pesetas). Y los pisos de tres habitaciones oscilan entre 446.000 € y 505.700 € (en pesetas, entre unos 74 y 84 millones).
Según estos datos el precio del m/2 es de 5.300 €, cuando el precio medio del metro cuadrado de Sant Adrià es de 2.193 €. Y el del distrito de Sant Martà es de 3.717 € el metro cuadrado.
Dicen “los expertos (?)†que los precios seguirán subiendo.
Evidentemente que todo eso afectará considerablemente a La Mina actual. La pregunta es saber cómo.
2. La desembocadura del Besòs se convertirá en reserva ornitológica.
Sant Adrià invertirá 1,1 millones de euros para recuperar el hábitat del pasillo natural de aves migratorias.
Los 400 metros finales del rÃo tendrán una laguna, vegetación de ribera mediterránea y un mirador.
Los que hemos conocido los procesos de degradación de nuestro rÃo Besòs nos cuesta imaginar que en poco tiempo ese rÃo se pueda convertir en una reserva natural para las aves.
Ya está elaborado el proyecto que convertirá la desembocadura en un espacio de gran valor ecológico, ya que se trata de un pasillo natural para las aves migratorias.
Aunque se trata de un espacio pequeño, ya que el del Besòs solo tiene 3.500 m/2 y unos 400 m de longitud, es decir se trata de un pequeño delta de rÃo, permitirá culminar la recuperación del Besòs que puede convertirse en un aula abierta para que los colegios de la ciudad puedan estudiar el comportamiento de las aves.
El nuevo espacio, para no molestar a las aves migratorias, estará limitado al tránsito de personas.
También se construirá un nuevo emisario submarino que verterá al mar el agua utilizada en la refrigeración de los equipos de la central de Sant Adrià , que ahora se echan en la parte final del rÃo. Se trata de una cantidad importante de agua, unos 66.000 metros cúbicos por hora, que afectan al ecosistema del delta.
3. Rosa Doménech cuenta en un libro su experiencia de trabajo en el Campo de la Bota.
En septiembre de 1962, Rosa Doménech entró por primera vez en el degradado Campo de la Bota, ubicado hasta 1989 en la frontera litoral entre Barcelona y Sant Adrià de Besòs. Y su vida, como ella misma reconoce, cambió para siempre.
TenÃa 19 años y estaba acabando los estudios de asistenta social con los que iniciarÃa una dilatada trayectoria profesional que la llevarÃa más tarde a ser coordinadora del área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barcelona, con NarcÃs Serra de alcalde, y de la Diputación de Barcelona, entre otros destinos.
Doménech pasó siete años en la Bota, “entre estrechas callejuelas, frágiles paredes de barracas, aguas residuales y basura, y miles de personas viviendo en condiciones absolutamente anormales“. Cuatro décadas después, cuando el barrio ya es historia, ha querido rescatar ese periodo del olvido con la publicación de un libro, El Campo de la Bota, entre los fusilamientos i el Forum, en el que reivindica, a través de su experiencia personal, la vigencia del trabajo social comunitario para evitar nuevos guetos.
Os leo algunos párrafos del libro:
“Entre 1963 y 1964 se hizo un censo, según el cual vivÃan en el suburbio 3.369 personas, distribuidas en 727 familias. Un 45% eran inmigrantes andaluces, el 32% habÃan nacido en Cataluña y el 22% restante eran de otros lugares de España”, indica. “De etnia gitana sólo habÃan unas 40 familias, ubicadas en un extremo del barrio“.
“No podré olvidar nunca la sensación de tristeza, impotencia y rebelión que me produjeron las primeras visitas. Constaté, por primera vez, que el mundo era injusto“.
“Fue la escuela de mi vida. Encontré a gente con una gran dimensión humana, que me descubrió la solidaridad de los que tienen menos“.
“La idea era que se sintieran socialmente útiles, y que fueran autosuficientes para poder solucionar sus problemas y pudieran incorporarse al mercado laboral“.
“Si queremos evitar nuevos guetos es básico incidir en tres aspectos que fueron nuestro eje de actuación: la educación, la prevención y la participación“.
“Las administraciones han de volver a creer en el trabajo comunitario si no queremos tener en unos años los problemas de Francia. Y para eso se necesita más recursos económicosâ€.
Los de la Plataforma hemos hablado con la Rosa Doménech i el mes de enero vendrá a presentar el libro a nuestro barrio.
Y, con este programa, nos despedimos hasta después de Reyes que volveremos a informar a la gente del barrio.
LA PLATAFORMA OS DESEA MUY BUENAS FIESTAS A TODOS!!!!!!!!!!