Juantxo Mendive, director del CAP La Mina: “Hay que trabajar en la salud de la población desde fuera de la consulta”

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Hemos entrevistado a Juantxo Mendive, director del CAP La Mina. Con él, hemos valorado los dos años de funcionamiento del nuevo centro en el barrio, nos hemos acercado a las grandes problemáticas de salud que son comunes entre nuestra población y hemos conocido algunas de las actividades que se desarrollan desde la vertiente comunitaria.

Imatge de Juantxo Mendive, director del CAP La Mina

  • A principios del mes de julio del 2017, se inauguraba el nuevo CAP de La Mina tras años de reformas y esperas. Después de casi dos años de funcionamiento, ¿qué valoración hacéis?

Realmente todo el equipo está muy satisfecho, sobretodo porque hay más espacio para atender mejor a la población. La mayoría de servicios son parecidos a los que ofrecíamos en el antiguo centro, pero el nuevo CAP da más posibilidades de trabajar coordinados en muchas de las acciones que estamos llevando a cabo.

El edificio antiguo, desde el punto de vista estructural, contaba con muchas deficiencias. Teníamos que poner soluciones imaginativas a problemas muy diversos. Y por otro lado, los espacios para las visitas eran más estrechos y muchos de ellos, compartidos. Había dificultades para preservar, incluso, la intimidad.

Tras estos dos años, es cierto que no ha aumentado demasiado el número de usuarios atendidos, pero es posible que el nuevo CAP, por su ubicación, llegue a otras zonas, como la de La Catalana. Hemos detectado que potencialmente vamos a atender a más personas porque el barrio está creciendo y hay pocos barrios que lo estén haciendo tanto como La Mina. Y en este sentido, el nuevo CAP seguramente permitirá atender a ese crecimiento.

Un fenómeno que nos parece curioso es que nos encontramos también con personas que no quieren dejar de ser atendidas por nosotros aunque no les toque por zona: hay unas 1500 usuarias que están siendo atendidas y que no formarían parte de una población de referencia que nos tocaría visitar, pero que, sin embargo, nos siguen eligiendo.

Creo que, por nuestro modo de trabajar, hay un vínculo asistencial muy claro. Lo que se construye durante un cierto tiempo se mantiene y los usuarios no quieren abandonar esa relación ni ese espacio de confianza.

  • Los datos apuntan que la construcción del nuevo CAP La Mina supuso una de las mayores inversiones del Servei Català de la Salut, superando los 9 millones de euros. ¿A qué es debido esta apuesta? ¿Cuáles son los motivos que provocan esta gran inversión en la mejora de la salud pública del barrio?

Me consta que la inversión económica fue importante pero es un dinero que se había presupuestado desde hacía tiempo. Puedo decir que este CAP es único en el mundo: no hay otros centros que proporcionen tantos servicios en un mismo edificio.

El CAP La Mina consta del equipo de atención primaria, del servicio de atención a la mujer y la salud reproductiva, de una unidad de salud mental, de un centro de atención a las drogodependencias, del centro de atención a los problemas de la infancia y del local de venopunción. Además, llevamos a cabo formación de nuevos médicos y enfermeros y hacemos atención las 24 horas del día, los 7 días de la semana: no cerramos nunca. Todo esto en el mismo edificio no es habitual y pensamos que es una oportunidad para trabajar mejor.

  • ¿Qué novedades incorpora este espacio y a qué necesidades responden?

La mayoría de los servicios que he nombrado ya estaban en el anterior CAP, aunque no todos integrados en el mismo centro ni todos disponían de las mismas comodidades a nivel de espacio.  En este sentido, tenemos la oportunidad de coordinarnos mejor.

Creo que los profesionales del CAP La Mina están sensibilizados con las necesidades y el contexto de una población que es más vulnerable que en otros entornos. Esto hace que tengamos que trabajar con un plus de dedicación y de motivación.

  • En este sentido, ¿cuáles son las grandes problemáticas de salud con que os encontráis en el barrio?

La alimentación y la nutrición son un problema evidente, especialmente en la infancia. Pero a mí me gusta hablar de salud como un concepto amplio, no solamente como la ausencia de enfermedad.

La población que atendemos tiene registros muy altos en obesidad, en ansiedad (casi 1 de cada 4 personas en La Mina la padecen) y en depresión. Hay problemas de trasfondo que tienen que ver con el malestar de la población y seguramente con las situaciones vitales de cada persona. Es una comunidad con un alto índice de pobreza y eso conlleva a problemáticas de salud diversas.

Por todo esto hemos de trabajar desde la mejora de la calidad de vida y a nosotros nos gusta hablar de promoción de la salud y de prevención primaria (que se realizan antes de que aparezca la enfermedad)  y, en último término, de prevención secundaria (para evitar que se desarrollen consecuencias peores derivadas de una enfermedad concreta).

En La Mina, es importante prevenir problemas de futuro. Y soy consciente que desde las entidades también se está trabajando en esa dirección.

Imatge de Juantxo Mendive, director del CAP La Mina

  • ¿Qué habilidades o capacidades ha de desarrollar un médico de familia en un entorno como el del barrio de La Mina?

Yo sólo llevo 30 años trabajando en este barrio -entre risas-. Hay que tener ganas de trabajar, ser muy respetuoso con las circunstancias y situaciones que viven las personas y estar abierto a entenderlas. Hay que tener los sentidos abiertos para ponerse al servicio de una población que es muy vulnerable. La población confía mucho en los profesionales de la salud y es importante estar bien atentos para detectar problemas muy graves que podrían pasar desapercibidos.

  • El CAP de La Mina es conocido por su acción comunitaria. ¿Por qué consideráis que es importante articular esta vertiente comunitaria a través de la salud y cuándo comenzasteis a apostar por este tipo de labor?

Cuando entiendes la salud desde su dimensión total, te das cuenta de que los determinantes de salud influyen mucho en el estado de cada persona. Y estos determinantes de salud tienen que ver mucho con el modo de vida.

Hay algo que es dramático y es saber que la gente que nazca en La Mina vivirá menos años que la gente que nazca a tres paradas de metro del barrio. Se sabe que las personas que nacen aquí vivirán en un contexto y con unas dificultades que harán que su vida sea más corta. Esto es un drama. Y para cambiarlo, hay que trabajar en la salud fuera de la consulta. Con esta visión global, damos un paso para trabajar con el resto de entidades para mejorar los estilos de vida. Desde aquí, lo que vemos cuando una persona va a caminar, a leer o amplía su círculo social es que esa persona va a tener, por ejemplo, menos problemas de depresión o de obesidad.

Desde el CAP La Mina intentamos hacer prescripción social: en muchos casos, en vez de recetar una pastilla para dormir, recomendamos que la persona haga una cierta actividad que sabemos que le va a ayudar.

Esto es una apuesta del Servei Català de la Salut, pero es cierto que en La Mina esta visión de salud más amplia y esta manera de trabajar se empezó a dimensionar desde principios de los años 90. En este sentido, me gustaría recordar al compañero Alberto Ramos, que fue un líder para la comunidad desde el CAP, un pionero en visualizar algunas cosas que se podían hacer para el barrio. Fue quien diseñó, por ejemplo, el programa La Mina camina, con paseadas saludables: un espacio donde haces ejercicio y te socializas mejorando tu propia salud.

  • Actualmente, ¿de qué manera gestionáis este acompañamiento comunitario?

Participamos del pebMINA con todas las actividades que se ponen en marcha desde el proyecto. Ahora, por ejemplo, estamos coordinando actividades con la Biblioteca Font de La Mina a través de la biblioterapia. Son actividades que ayudan en el aspecto de sociabilidad y del bienestar.

Otro proyecto que se está llevado a cabo es acompañar en la alfabetización de personas del barrio y recién llegados. Nosotros intentamos derivar a personas para que puedan beneficiarse.

También participamos del huerto comunitario y colaboramos con el proyecto materno-infantil y con el Institut-Escola La Mina con formaciones sobre alimentación, drogas o sexualidad, entre otros.

  • En el barrio se está desarrollando un proceso de investigación entorno a la salud comunitaria. ¿Desde qué necesidades nace esta propuesta y cómo se desarrolla?

Hace años ya se había preguntado a la gente del barrio cuál era su percepción de salud. Esto es lo que se conoce como el Diagnóstico de Salud de una comunidad. Con la Universidad de Barcelona, estamos realizando un análisis cualitativo y cuantitativo sobre los resultados obtenidos. Y paralelamente, estamos haciendo una encuesta a la población para conocer qué problemas de salud preocupan.

  • ¿Por dónde pasan los retos de futuro del CAP La Mina?

Ahora llevo un año en la dirección del CAP y desde entonces adquirí un compromiso para trabajar en mejorar una serie de aspectos que siempre había considerado importantes. Ahora, estoy muy satisfecho con algunas de las cosas que se están haciendo, pero creo que el futuro del CAP La Mina va a depender mucho de cómo nos gestionemos dentro del barrio todas las entidades para coordinar la atención a la población.

Aquí podremos hacer más o menos atención de calidad pero esta visión más amplia y holística de la salud la tenemos que hacer entre todos y desde fuera. El futuro del CAP La Mina pasa, por un lado, por la coordinación de todos los servicios del centro y por mantener el nivel de calidad en la atención y, por otro, por la participación activa y en red de la vida comunitaria del barrio. El CAP La Mina ha de seguir trabajando en el empoderamiento de la población del barrio para lograr un compromiso con su propia salud.