Porque los mapas sólo tienen una pequeña leyenda a un lado y necesitamos más hitos que nos sirvan de guía, hemos decidido hacer un relato de las entidades y servicios del barrio que nos acompañen en nuestra travesía. Thibaud i Claire, estudiantes en prácticas en el proyecto, realizan este mapa sensible sobre el Club de Gimnástica Deferr.
En pleno período de competición de los jóvenes, hemos tenido la oportunidad de entrar en el Club Gimnástico Deferr de La Mina, situado en el complejo deportivo del barrio, para dialogar con los entrenadores sobre el trabajo que se hace allí con ocasión de este deporte.
Nos han recibido durante el entreno y nos han dado la bienvenida. De acuerdo con lo convenido, nos ha recibido Noemí, una de las entrenadoras del club, y, finalmente, hemos tenido el honor de conversar con Gervasio Deferr en persona, que ha venido a propósito para dialogar con nosotros. Tal como nos ha precisado, siempre es un placer para él poder explicar el compromiso que representa este club. Así pues, ha empezado a contarnos con sano orgullo cómo ha comenzado esta bella aventura.
Gervasio Deferr considera que la historia de su club se remonta a los inicios de los años 2000 cuando comenzó la escuela de lucha. En efecto, después de obtener su medalla de oro en Sydney, Juan Carlos Ramos le propuso inaugurar una escuela de lucha en La Mina a él, que conocía bien a los chicos del barrio, porque él era también originario del mismo. Nos explica que entre lucha y gimnasia ha habido siempre buenas relaciones, ya que los deportes minoritarios siempre se ayudan entre sí. En el contexto de este buen entendimiento, al cabo de 10 años, en 2008, cuando este gimnasta supo que iba a poner fin a su carrera después de los Juegos Olímpicos de Pequín, pensaron hacer lo mismo con un Club de Gimnasia. Montaron un proyecto con el Consell Català de l’Esport y el Ayuntamiento de Sant Adrià. Este último, viendo que el proyecto era importante para los jóvenes, y sobre todo para las chicas, apoyó este proyecto y permitieron a los deportistas montar su proyecto y abrir este club gimnástico en el barrio de La Mina.
Todos los clubs deportivos presentes en el complejo deportivo de La Mina se rigen por un Consejo de Dirección frormado por siete miembros, todos los cuales han practicado deporte de alto nivel (gimnasia sincronizada y otros deportes). El Club Gimnástico Deferr está dirigido por el propio Deferr y el número de entrenadores oscila entre cuatro y seis según las ayudas y colaboraciones. Hoy en día el club cuenta con más o menos cien alumnos, hay lista de espera y existe la posibilidad de incorporar a quince usuarios más y un nuevo entrenador.
Nos ha podido explicar cómo era la imagen de su Club al principio. Los que venían en los comienzos eran sobre todo gente de aquí, del barrio, más que del exterior. Con frecuencia le llamaban y le preguntaban si era un lugar seguro y si sus hijos tendrían problemas aquí. En realidad les costó un poco venir de fuera del barrio. Por suerte, poco a poco, con los comentarios de unos a otros fueron viniendo y nadie ha tenido problemas ya que hoy, seis años más tarde, hay usuarios de todas partes y de toda Barcelona. Están muy contentos de esta evolución positiva.
Hemos podido comprender que, hace diez años, más en La Mina que en Sant Adrià, había mucho deporte para los chicos y nada para las chicas: fútbol, lucha, básquet, etc. Las chicas, según ellas, se “peleaban” con los chicos o no hacían nada.. Como que hay una mujer fundadora en el proyecto, Adriana Fuentes, con cuatro medallas olímpicas entre 2004 y 2008, siempre tienen sobre la mesa el tema de las chicas. Para avanzar en este tema, hemos podido dialogar sobre la representatividad de las chicas en el mundo de la gimnasia. Y, en efecto, la proporción de chicas en el Club Gimnástico Deferr -un 80%- se asemeja a las cifras de la Federación ya que de sus 3000 gimnastas, sólo 300 son hombres.
A continuación, hemos dialogado sobre qué distingue a este club de otros de Barcelona. Y, al abordar esta cuestión surgen varios temas.
Así, por ejemplo, hemos podido hacer un intercambio de opiniones sobre la importancia de la transmisión de valores que permite enseñar este deporte. Habiéndolos aprendido él mismo en sus años de práctica de la gimnasia, intenta continuar aplicándolos en su vida cotidiana, porque los considera como muy importantes. Se trata, por ejemplo, del compañerismo, del respeto, de la puntualidad, de la disciplina tanto respecto a las personas adultas como a los compañeros.
Así pues, esto es lo que pretenden hacer con los niños: que hagan gimnasia y que, a través de este deporte, integren valores importantes para vivir con los demás. Si un chico dice que no quiere venir a hacer gimnasia, la respuesta de los entrenadores de este club será que no hay ningún problema, pero intentarán motivarle para continuar practicando un deporte o escoger otra cosa para que siga aprendiendo estos valores que conlleva el deporte.
Cuando le hemos preguntado a Gervasio si existe solidaridad entre los jóvenes, si en este deporte, que es individual y de competición, aprendían también este valor, nos respondido que sí. Nos ha confiado que en este sentido está muy contento porque, aunque este era un objetivo, jamás han tenido que esforzarse por promoverlo, porque, sin querer, se ha creado solidaridad entre los chicos del Club. No hay necesidad de decirles: “No os peleéis porque sois un equipo”. Los niños ya saben que están en un equipo y están muy contentos de ello porque, como nos ha dicho el profesional, es tal vez la primera vez que forman parte de uno. También nos hemos preguntado si es porque este deporte, que es duro, crea empatía y esto es lo que produce solidaridad.
Lo que también ha permitido este club, quizás de forma más indirecta, pero no menos importante, es que hoy -y esto habría sido inimaginable hace unos años- los padres de La Mina i de los barrios vecinos se han podido encontrar y cohesionar.
En realidad, la principal particularidad e identidad de este espacio es su vertiente social. Lo repite Gervasio: “Aquí somos sociales, cuidamos el tema social. Antes nadie había abierto nunca un gimnasio propio. Ya estaban los del Ayuntamiento, los del Consell de l’Esport Català, etc. Yo les ofrezco poder trabajar con los chicos y ellos me permiten hacerlo. Esto antes no lo había hecho nadie”. Nos repite que esto es lo fundamental en este club y añade que él no quiere ganar dinero, que no lo hace por eso. Ya tiene su propio trabajo por la mañana y con eso se gana la vida. Por la tarde ofrece su tiempo para esto. También ha podido decir con orgullo: “Sabemos mucho, tenemos mucha, mucha experiencia, muchos resultados, mucho conocimiento. Hemos vivido la gimnasia más pura: la de la escuela soviética de mis 5 años hasta mis 35 que tengo hoy día como ejemplo”
Cuando ve competir a los chicos, se pone nervioso como cuando lo hacía él. Eso también parece interesante: los del equipo que trabajan aquí han competido a alto nivel y les pueden explicar y transmitir calma a estos chavales a la hora de competir para que lo vean de otra forma. Y la transmisión de conocimientos por parte de estas personas permite a los chicos contar con el soporte de personas serias y comprometidas. Por eso pude confiarnos: “Sabemos de verdad lo que hacemos”.
Sobre este compromiso suyo, como el de los otros entrenadores hemos podido dialogar también abiertamente. Todo su equipo de entrenadores ha de estar en su misma línea de conducta: el trabajo social ante todo. Nadie está aquí para ganar mucho dinero y la selección está centrada en el interés social de quien desea llegar a ser entrenador del club.
Por otro lado, nos comenta que la gimnasia es un deporte de inteligencia. Aquí nadie puede entrenar si no va a la escuela. En este deporte -nos dice Gervasio Deferr- hay que “pensar” mucho y, por eso, hay que frecuentar la escuela para venir aquí. Esto tiene como consecuencia, que han podido constatar, que los niños que acuden al gimnasio mejoran más en la escuela que los que no lo hacen. Si uno es absentista, no podrá venir más al club y tendrá que practicar otro deporte.
Gervasio nos comenta otro objetivo, que él considera su salario: ver contentos a los chicos.
Antes de dejar a Gervasio, nos enseña con orgullo el Club, nos muestra las medallas, el material gimnástico con el que él ha participado en competiciones y que ahora sirve a los chavales. Nos comenta también que tiene el proyecto de ampliar la altura del gimnasio y de ampliar el Club Gimnástico.
Para Gervasio Deferr y su equipo de entrenadores, la gimnástica y el deporte en general, estan sobre todo en la escuela de la vida. Todos los valores transmitidos por los entrenadores a través del deporte permitirán a chavales enriquecerse, avanzar, encontrar motivación en la vida, y tener más elementos para vivir en convivencia con los demas. Con el discurso comprometido de Gervasio, hemos podido notar la importancia a nivel educativo y social de un trabajo como este en un barrio como el de La Mina. Con precios atractivos, los más barratos de la región, el equipo está muy contento de ver a estos chavales evolucionar, aprender y superarse. Esta es la máxima motivación de los entrenadores.